Sólo triunfa
el que sus lágrimas enjugó
y llena de huellas
los mapas de la Tierra.
Y sí,
en la soledad se adormecen
los manantiales ocultos,
en las cuevas se llenan
las paredes de dibujos,
en el silencio la boca
revienta de palabras.
El triunfo no encuentra
tesoros de oro y diamantes,
antes bien planea
sobre las almas
que de múltiples heridas
convalecen.
Sólo triunfa
el que derrochó sonrisas
bajo lluvias inesperadas,
el que a su casa
volvió con las culpas lavadas
y guirnaldas de arrepentimiento.
Y sí,
el amor se aposenta
en coronas invisibles,
porque sólo lo que no se percibe
llamado está a triunfar.
Parque
de Gasset, Ciudad Real, martes 23 de agosto de 2016
Por
Julián Esteban Maestre Zapata (el jardinero de las nubes)
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