domingo, 10 de abril de 2016

Cieno del alma (poema)



Aguas limpias, refulgentes,
que corren por los surcos
de la Tierra, dando testimonio
de otoños de paz y mediodías
esplendentes,
que en su sobrehaz
reflejan telones de montañas
y el vago pensamiento de las nubes,
que apagan la sed de los rebaños
y apaciguan el ardor de los pies
del peregrino.

Aguas inmaculadas que sonríen
con pedrerías de sol
y entablan idilios
con el viento de las horas alegres.
¿Quién piensa en el légamo
que se acurruca en el fondo
de su lecho;
quién ve ahí la tristeza
en medio de tanta jovialidad?

Así la cara serena lleva en sí
toda la cuenta de su sufrimiento.
No hay corriente de agua
que cieno no arrastre,
no hay vida que dolor no acarree …

Flotar solamente
en la dicha manifiesta.

Plaza del Pilar, Ciudad Real, domingo 9 de abril de 2016

Por Julián Esteban Maestre Zapata (el jardinero de las nubes)


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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu poema es un buen poema, exelentes frases como siempre se aprecia en tus escritos.
Dice de lo escondido que hay en el fondo, muy dentro de algunos de nosotros "No hay corriente de agua que cieno no arrastre" Asimismo algo que impide la completa felicidad, Queda escribirlo, sacarlo de una forma tan bella como lo es este escrito. Un hermoso poema. Mi completa admiración y un abrazo.

judith dijo...

De verdad me encanto. Escribir poemas involucra un gran idioma del lenguaje. Yo no lo podria hacer mejor. Saludos desde Caracas.

El jardinero de las nubes dijo...

Muchas gracias por sus comentarios. Judith, un gusto saber de usted después de tantos años. Un abrazo.