domingo, 12 de febrero de 2017

Léelo si quieres encontrar a Dios (poema)



Si dices que quieres ir
en busca de Dios,
has de considerar
una serie de cosas:
No le culpes de tu nacimiento
ni le aclames cuando notes
que tu hora postrera ha llegado.
No dejes que el mal del mundo
te enoje en su contra
y no tengas demasiada fe
en las flores que asoman en el erial.
Si quieres sentirte digno
de su misericordia,
aprende a sostenerte
en la soledad
y a intentar reír cuando
sólo escuches llantos
a tu alrededor.
Has de plantar tus pies
sobre los afilados guijarros
del sendero
y no hacer cuenta
de la sangre derramada
que la lluvia al final lavará.
Cuando tengas hambre,
siembra con tristeza
los granos de tu celemín
y no confíes encontrar
espigas en el cielo.
No intentes al sol superar
ni te hagas menos
que el insecto
que en el polvo de la tierra
se debate.
No te aferres a las desgracias
de tu vida
imaginando recompensas
en otra vida venidera,
ni camines siguiendo
los pasos de la inconsciencia,
creyendo que ahí radica
la clave de tu felicidad.
Si te es necesario el consuelo,
está bien que a Dios invoques,
pero no permitas que tus manos
pierdan su industria
ni que tus pies desistan
de emprender otros caminos.
Si ves un pájaro libre
revoloteando en una soleada ribera,
un vapor de niebla
coronando la cima de un monte,
una estrella que errante
no volverá a pasar
por el mismo lugar
del firmamento,
sonríe; aunque no lo entiendas,
no dejes de hacerlo…
y llora si te es necesario.
En fin, así te lo digo:
aunque te pases la vida buscando
a Dios
sin dar con su rastro,
¿te has parado
a mirar dentro de ti?

Ciudad Real, martes 7 de febrero de 2017

Por Julián Esteban Maestre Zapata (el jardinero de las nubes)


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