miércoles, 29 de abril de 2009

Parábola de la rosa y el águila


Encontró una rosa sin espinas, y no se lo pasaba a creer.

-No puede ser. El dolor es el precio de la belleza. ¿Me dejas tenerte entre mis dedos, me ofreces tu mejor perfume sin buscar mi perjuicio?

Subió a la mansión de la montaña, y colocó la rosa en el mejor de sus floreros.

-Acudid todas, criaturas de las alturas. Mi corazón estaba seco, y una rosa le ha contagiado todo su encanto. Ahora soy dichoso.

Vino el águila, y, envidiosa de su fortuna, se llevó la rosa más arriba de la montaña, al santuario de los cielos.

Él se quedó confuso en la cúspide, viendo cómo el águila y su rosa se encogían en la distancia.

-No me importa el mal que me has infligido, ave maldita. Su perfume inunda mi olfato, su imagen llena mis pensamientos. Ahora es, querida rosa, cuando nunca te podrás separar de mí.

El jardinero de las nubes.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias por ofrecernos tan bellisimo relato.

un abrazo

Martha Jacqueline Iglesias Herrera dijo...

Precioso amigo! Y, como toda parábola, fascinante en su mensaje.
Gracias por compartirlo.

Un abrazo!
Feliz día.
Bye bye

judith dijo...

es una linda parabola, y un bello relato. me encanto todo lo que transmite, y llega al alma. un gran abrazo. judith

Anónimo dijo...

Azul
Es preciosa, no te imagina cuantas veces la e leido ya. No dejes de escribir jamas pues con tus relatos nos trasnportas a lugares maravillosos. Eres un regalo caido del cielo.

Un abrazo muy fuertede.

Anónimo dijo...

Estoy aqui un placer nevegar entre tus letras hay fraces aqui que me gustaría enfatizar el iPad y el tiempo no me lo permiten. Besito.