sábado, 10 de octubre de 2015

En once años (poema)



Entre septiembre y octubre de 2004, alejado de mi familia por motivos de trabajo, pasé unas tardes doradas de soledad en el romántico entorno de los jardines de Sabatini, colindantes con el Palacio Real de Madrid. Entonces era aún joven y no se había demolido el templo de mis esperanzas. He tenido ocasión de volver al lugar en parecidas circunstancias, si bien más cargado de años y aligerado de esperanzas. La luz dorada de la tarde de septiembre empujó mi pluma al esbozo de estos versos sacados de las antesalas del silencio de la soledad. Cuando en lontananza se columbra el final de la vida, la soledad se convierte en una sorda dolencia. Creer en la poesía, en la fuerza de la palabra escrita, para seguir alimentando la creencia en Dios, y no olvidar que pese a la certeza del crepúsculo de la tarde, alguna vez existieron los encendidos colores de la aurora. 

En once años
pudieron haberse borrado
las sombras solitarias.
Tal vez los pájaros enmudecieran,
pero habría estrellas de ovación
sembrando los caminos recorridos.

En once años
las fuentes serían tan claras
como lo fueron en los albores.
Mar de Madrid, islas de nubes.

En once años
las arenas se habrán
desplazado, rechazando la memoria
de las huellas que dejé.
La esperanza era entonces
rama de almendro cubierta
de brotes inflamados.
El otoño ha vuelto a llegar,
y si queda algo será
el alivio del que escaló precipicios
y no pudo alcanzar la cima.

En once años
los jardines de Sabatini,
reposo y melancolía de Madrid,
han mudado de septiembre.

En once años se secó
todo lo que fue derramado.

Jardines de Sabatini, Madrid, jueves 10 de septiembre de 2015
Por Julián Esteban Maestre Zapata (el jardinero de las nubes)


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