martes, 5 de mayo de 2009

A mi madre & Añoranza Nocturna


Escucha el canto de la montaña cuya cúspide se inflama cuando la aurora abre sus ojos dorados. Querida madre, no dejes que el llanto te asedie si descubres que ya no me tienes a tu lado. Es que el vello me ha crecido y la vida me lleva por sus sendas de fatiga.

Pero son nuestras aquellas tardes de paseo y aquellas alamedas que daban sombra al cielo; en tu recuerdo vuelven a renacer una y otra vez.

Me sumerjo en la espesura bordeada de flores, y veo tu mirada en la superficie de ese estanque de lirios. No sabes tú, amada madre, cuánto te necesito, aunque mi cuerpo haya crecido.

Vuelvo a tenderme sobre la hierba de abril, dejo que mis párpados se entornen y siento tu arrullo lejano, el aliento que tomó forma en mi corazón.

Esto dice el cuento: eclosionó la crisálida, y el ángel de las alas blancas buscó su libertad en la morada de las nubes. Allí sólo encontró la añoranza, y dirigía lánguidas miradas a la rama tierna en la que tuvo lugar su origen.

Y era yo, mamá, que te echaba de menos, que te tenía fuertemente prendida a mi corazón.

Vuelve a mí o deja que yo vaya a ti. La vida en tus brazos constituye todo mi anhelo.

Mamá, aparece por detrás de la montaña. Ya es la hora del amanecer, y yo te sigo esperando.


***

En alguna casa de Aldea me estás aguardando. La soledad es grande. El otoño borda nubes solitarias, pájaros errantes y husos dorados en el tapiz azul del cielo.

Observas cómo la tarde se va retirando. Tus pies se arrastran sobre las losas, y vas adonde tengo mis libros. Acaricias sus lomos desgastados, y dejas que el polvo aprisione tus dedos. Está oscureciendo, y alguna flor está naciendo en tus macetas. Miras al cielo, más allá de tu ventana, y le pides a los pájaros que acudan a mi encuentro. Ellos migran lejos, y no pueden permitirse la demora de cumplir tu encargo.

En la profundidad de la casa la campana del reloj anuncia la hora del recogimiento. ¿Cómo ha aparecido esa perla húmeda trabada entre las arrugas de tu rostro? Las nubes declinan toda responsabilidad.

¿Habrán sido tus ojos?

Las estrellas refulgen en el acerico de los cielos. También llueve sobre mi rostro; también te ando yo buscando.


El jardinero de las nubes.

9 comentarios:

flor dijo...

¡Que emotiva dedicatoria!Las madres,siempre a pie de cañón,siempre con las manos y el corazón abiertos hacia sus hijos.Gracias amigo por tu relato,tu madre estará orgullosa de tí,como tú de ella.A buen seguro si te lee,dejará caer unas lágrimas por sus mejillas.Un abrazo.

lanochedemedianoche dijo...

No sabes lo que sentí al leerte, mucha tristeza, no puedo decirte lo que querría hacer, porque no me sale como me gustaría que lo interpretaras, un nudo se me antoja en la garganta amigo.

Muchos cariños

Unknown dijo...

Hay días cómo hoy, que escritos como éstos perjudican la salud. Lejos de conseguir su efecto (la belleza del amor materno-filial ¡¡que bien descrito!!), consiguen que las penas que llevas dentro afloren y te sientas una madre pequeña ante esa GRAN MADRE, aunque de frente tengas unos grandes hijos, como seguro que tú lo eres.... no sé quizá mi corazón esté hoy demasiado "tierno"
Muy hermoso tu escrito

Anónimo dijo...

Azul
bellisima dedicatoria. Las madres son aquellas que sin llamarlas estan siempre a tu lado, saben lo que te pasa con solo mirarte a la los ojos. Las madres son lo mas grande de este mundo y por eso su latir siempre palpitara junto al mio.
un abrazo amigo Jardinero

el colorao dijo...

ola jardinero sigue asi cada vez que leo algo tuyo se me estremece el alma muchas gracias

judith dijo...

es una linda dedicatoria. la madre es lo mas grande que tenemos en este universo. y hay que valorarla aquellos que la tenemos todavia. aunque reconozco que al leerte mi corazon se hizo pequeno. es un precioso y emotivo texto. un abrazo desde venezuela. judith

Anónimo dijo...

Querido paisano : hace poco que he descubierto tu blog, estoy recién jubilado y saco tiempo para engancharme con tus poemas y relatos. Me emocionan y cuestionan porque llegan al fondo de nuestra alma. ¡ Cómo me hubiera gustado que mi pobre madre los hubiese leído! Ya no está con nosotros, falleció el pasado 13 de Agosto.
Mi más cordial felicitación por tus escritos. Antonio Morena Ruedas

El jardinero de las nubes dijo...

Estimado paisano:

Considero un gran honor sus palabras, que me han dejado profundamente emocionado.

Rezo por el descanso de su madre; todos conocemos el valor de las madres aldeanas.

Espero que encuentre un hogar agradable en mi humilde blog.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Gracias de corazón querido jardinero. Las oraciones de los humildes y limpios de corazón son agradables al Señor.
Este blog es un hogar humilde, sí pero hermoso. Mi felicitación sincera, Antonio.