Arribó a la casa que le habían indicado, y fue recibido entre sonrisas y vítores por los siete miembros del equipo de gobierno municipal: el mismísimo alcalde; el primer teniente de alcalde y concejal de promoción económica (el que en tiempos consiguiera convencer a los ancianitos para que asistieran a la comilona de tan triste memoria); el segundo teniente de alcalde y concejal de urbanismo; la tercera teniente de alcalde y concejala de festejos; la concejala de asuntos sociales; el concejal de cultura y el concejal de agricultura. Acompañándoles estaban un reportero y un fotógrafo del complaciente periódico "NoDotania", los cuales se encargarían de dejar fiel testimonio gráfico y escrito de tan magno acontecimiento. En el momento de hacer su entrada Ramoncito el de Necleto, estaban todos haciendo los honores a unas ricas cervezas de nombre de santo, en torno a una vigorosa lumbre de ceporros de olivo.
-¿Te hace una buena cerveza, Ramón? -le ofreció la concejala de asuntos sociales, ostentando la mirada achispada con la que se le adornaba el rostro en las excursiones en autobús.
-Quiero ponerme a la tarea cuanto antes -repuso nuestro héroe, descolgándose el saco de los hombros.
-¡Pues ya tienes los avíos en la cocina! -exclamó el concejal agrario, mientras se frotaba la punta de la nariz, que a la sazón la tenía más colorada que una zanahoria rondada por alacranes cebolleros.
-¿Quieres que te ayude, Ramón? -se ofreció la agradable señorita que tenía a su cargo la concejalía de festejos.
-No, no me sale bien si tengo a alguien delante -rehusó Ramoncito el de Necleto.
-Pues, jefe, ¡manos a la obra! -le alentaron a un tiempo los dos primeros tenientes de alcalde.
-Eso, eso, que yo quiero comer palomillo. ¡Jua jua jua! -gangoseaba el concejal de cultura con euforia cervecera.
-Y bien, señor alcalde -intervino el reportero, en tanto que su compañero el fotógrafo hacía las primeras instantáneas del evento-. ¿Alguna declaración preliminar para "NoDotania"?
-Simplemente que es una enorme satisfacción poder satisfacer las necesidades de los ancianos de la residencia -manifestó el aludido mientras prendía un apestoso puro con una no menos apestosa cerilla de madera.
Casi de inmediato, Ramoncito el de Necleto tomó el camino de la cocina, asqueado de la hipocresía de que daba muestras el alcalde de cara a la prensa. Pero, ¡demonio!, ¿en qué momento se había preocupado él o cualquiera de los suyos del bienestar de los ancianitos de la residencia?
Sea como fuere, al poco se encontró en una bien provista cocina y se apresuró a comenzar la elaboración de tan suculento guiso.
Puso al fuego de gas un perolón para preparar el sofrito, a base de aceite, sal, ajo, cebolla, dados de tomate, pimentón de cornacho, vino blanco y una hermosa hoja de laurel. A Ramoncito el de Necleto le brillaban los ojos de deleite; el aroma que desprendía el sofrito era de todo punto apetitoso. Poco después bajó el fuego, y, tras una razonable espera, añadió con prudencia un generoso chorreón de agua fresca. Volvió a subir el fuego, y, ya que la mezcla hirvió, se dispuso a agregar el arroz.
Mientras tanto, al otro lado de la puerta las risas de los ediles adquirían volumen de bacanal. Especialmente, la concejala de asuntos sociales se desgañitaba de lo lindo, con tales carcajadas que se dirían las de una bruja en el frenesí del aquelarre.
Ramoncito el de Necleto olfateó gustoso su obra, mientras le daba vuelta con un cucharón de madera. Entonces murmuró con un acento un tanto siniestro, echando mano del saco de arpillera:
-Llegó el momento de añadir el "palomo".
En el entretanto, se bebía sin tasa en el salón donde estaba reunido el equipo de gobierno. Y tal era el despliegue de risas estentóreas, que la bacanal amenazaba con transformarse en orgía. El suave humo de la leña se confundía con las poluciones de puros y cigarrillos.
-¡Je je je! Tres cifras cuesta todo este embolado -se guaseaba el primer teniente de alcalde, con los ojos hechos puro pescado-, y vamos a hacer que sólo cueste cuatro cifras.
-¡Jo jo jo! Me gusta tu aritmética -comentó el segundo teniente de alcalde, con la cara como untada de gutapercha.
-¡Y yo voy a comer palomillo! ¡Jua jua jua! -se desternillaba el concejal de cultura, sujetándose la barriga hinchada con excedentes alcohólicos.
-¡Pantoja, España y olé! -canturreaba la concejala de asuntos sociales remedando un baile de Shakira, con tan poca fortuna que no conseguía marcar el ombligo.
-¡Amos ya, la calorisma que me está apretujando! -exclamó el concejal agrario, rojo cual cresta de pavo y sacando agujeros al cinturón.
-¿Qué opina, señor alcalde, del desarrollo de este evento? -preguntó el reportero al primer edil.
-Todo muy bueno, una “echá de cojones” espectacular -dijo el alcalde, sorbiendo los humos de su enésimo puro-. Ni publiques esto en “NoDotania”, y dile a tu compañero que no me tire fotos con el mostacho “nevaíco“ de ceniza.
-Ya has oído, Venancio. ¡No le enchufes la cámara al señor alcalde!
-No, si yo con tanta cerveza no atino con el disparador -repuso el aludido, sacando babas de los dientes.
En lo tocante a la concejala de festejos, observaba una actitud correcta y sus ojos estaban serenos porque sólo tomaba refrescos bajos en calorías. Realmente desentonaba en mitad de semejante zapatiesta.
De repente, se abrió la puerta de la cocina, y Ramoncito el de Necleto reclamó ayuda para transportar el abultado caldero al salón. Se prestaron a este servicio el concejal agrario y el segundo teniente de alcalde.
-¡Eeeeeeeeeeeeeh, el palomo es campeón! -vitorearon los concurrentes cuando el caldero estuvo alrededor de ellos, bien apoyado en una tiznada trébedes, soltando voluptuosas trenzas de vapor.
-¿Dónde te has agenciado del palomo? -le preguntó el alcalde a Ramoncito el de Necleto, guiñándole el segundo de sus ojos vagos.
-Me levanté muy temprano, a eso de las cuatro de la mañana, y fui a despertar al electricista para que me prestara su escalera -explicó nuestro héroe-. Y cuando le conté para qué la quería, fue tan amable que él mismo se prestó a subir a por el palomo.
-Eso es porque os habéis apropiado indebidamente del palomo, ¿eh, picarón?
-Pierda todo cuidado, señor alcalde, el palomo del guiso ha sido adquirido de acuerdo a la legislación vigente.
-¡Qué tunantuelo estás hecho! ¡Ja ja ja!
Casi al instante, todos los del equipo de gobierno estaban armados de cucharas y buenos trozos de pan moreno. La atmósfera del salón se llenó con la suculenta fragancia del guiso. El fotógrafo tiró unas cuantas instantáneas, en tanto que el reportero planteaba al alcalde la siguiente pregunta:
-¿Entonces este acto se puede interpretar como una especie de hermanamiento con los internos de la residencia de ancianos?
-Sin la menor duda –aseguró el primer edil, deseoso de mojarse los bigotes en palomo con arroz, en su calidad de comilón plenipotenciario-. De esta manera estrechamos vínculos con el colectivo que tanto veneramos, dentro de nuestra particular campaña de “ediles a la calle”… Y tú, Ramón, ¿nos vas a acompañar? –se dirigió al audaz cocinero.
-Permítame que no les acompañe, pues no me anda el estómago con muy buena voluntad –repuso Ramoncito el de Necleto.
-Al menos acompáñanos en las fotos.
-Y ahora una pregunta capciosa, señor alcalde –dijo el reportero-. Observo que siempre tutea a los ancianos… ¿No sería más respetuoso por su parte tratarles de usted?
Los ojos del alcalde se inyectaron en sangre, sin por ello perder su barniz de guasa y euforia alcohólica.
-¡Pero jodido chafardero! –exclamó con un tono que parecía que ladraba-. Yo soy alcalde y ellos no. ¿No ves la diferencia? Yo les sirvo a ellos de mucho, y ellos a mí no me sirven de nada… ¡Ni se te ocurra publicar esto o el ayuntamiento se ahorra el gasto de los seis mil euros que damos todos los años a “NoDotania”!
-¡Señor alcalde! ¿Cuándo hemos publicado nosotros algo que no fuera del agrado de todos ustedes?
-Pues eso digo… Por haberme hecho esa pregunta tan fea, tú y tu compañero quedáis castigados sin catar este delicioso guiso, ¡ea!… ¡Y vamos ya, que se nos enfría!
-Les advierto que el palomo estaba algo durillo y ha habido que partirlo con un cortafríos –informó Ramoncito el de Necleto con el rostro investido de seriedad.
-¡Jo jo jo! ¡Mira que es cachondo este Ramón! –exclamó la concejala de asuntos sociales, empezando a cargar su cuchara de arroz y caldo.
Tras la primera cata, les pareció entrar en el jardín de las delicias. El guiso estaba realmente exquisito.
-Te has lucido, Ramón –dijo el segundo teniente de alcalde.
-¡Y que lo digas! –afirmaron los demás en perfecto coro.
CONTINUARÁ...
El jardinero de las nubes.
-¿Te hace una buena cerveza, Ramón? -le ofreció la concejala de asuntos sociales, ostentando la mirada achispada con la que se le adornaba el rostro en las excursiones en autobús.
-Quiero ponerme a la tarea cuanto antes -repuso nuestro héroe, descolgándose el saco de los hombros.
-¡Pues ya tienes los avíos en la cocina! -exclamó el concejal agrario, mientras se frotaba la punta de la nariz, que a la sazón la tenía más colorada que una zanahoria rondada por alacranes cebolleros.
-¿Quieres que te ayude, Ramón? -se ofreció la agradable señorita que tenía a su cargo la concejalía de festejos.
-No, no me sale bien si tengo a alguien delante -rehusó Ramoncito el de Necleto.
-Pues, jefe, ¡manos a la obra! -le alentaron a un tiempo los dos primeros tenientes de alcalde.
-Eso, eso, que yo quiero comer palomillo. ¡Jua jua jua! -gangoseaba el concejal de cultura con euforia cervecera.
-Y bien, señor alcalde -intervino el reportero, en tanto que su compañero el fotógrafo hacía las primeras instantáneas del evento-. ¿Alguna declaración preliminar para "NoDotania"?
-Simplemente que es una enorme satisfacción poder satisfacer las necesidades de los ancianos de la residencia -manifestó el aludido mientras prendía un apestoso puro con una no menos apestosa cerilla de madera.
Casi de inmediato, Ramoncito el de Necleto tomó el camino de la cocina, asqueado de la hipocresía de que daba muestras el alcalde de cara a la prensa. Pero, ¡demonio!, ¿en qué momento se había preocupado él o cualquiera de los suyos del bienestar de los ancianitos de la residencia?
Sea como fuere, al poco se encontró en una bien provista cocina y se apresuró a comenzar la elaboración de tan suculento guiso.
Puso al fuego de gas un perolón para preparar el sofrito, a base de aceite, sal, ajo, cebolla, dados de tomate, pimentón de cornacho, vino blanco y una hermosa hoja de laurel. A Ramoncito el de Necleto le brillaban los ojos de deleite; el aroma que desprendía el sofrito era de todo punto apetitoso. Poco después bajó el fuego, y, tras una razonable espera, añadió con prudencia un generoso chorreón de agua fresca. Volvió a subir el fuego, y, ya que la mezcla hirvió, se dispuso a agregar el arroz.
Mientras tanto, al otro lado de la puerta las risas de los ediles adquirían volumen de bacanal. Especialmente, la concejala de asuntos sociales se desgañitaba de lo lindo, con tales carcajadas que se dirían las de una bruja en el frenesí del aquelarre.
Ramoncito el de Necleto olfateó gustoso su obra, mientras le daba vuelta con un cucharón de madera. Entonces murmuró con un acento un tanto siniestro, echando mano del saco de arpillera:
-Llegó el momento de añadir el "palomo".
En el entretanto, se bebía sin tasa en el salón donde estaba reunido el equipo de gobierno. Y tal era el despliegue de risas estentóreas, que la bacanal amenazaba con transformarse en orgía. El suave humo de la leña se confundía con las poluciones de puros y cigarrillos.
-¡Je je je! Tres cifras cuesta todo este embolado -se guaseaba el primer teniente de alcalde, con los ojos hechos puro pescado-, y vamos a hacer que sólo cueste cuatro cifras.
-¡Jo jo jo! Me gusta tu aritmética -comentó el segundo teniente de alcalde, con la cara como untada de gutapercha.
-¡Y yo voy a comer palomillo! ¡Jua jua jua! -se desternillaba el concejal de cultura, sujetándose la barriga hinchada con excedentes alcohólicos.
-¡Pantoja, España y olé! -canturreaba la concejala de asuntos sociales remedando un baile de Shakira, con tan poca fortuna que no conseguía marcar el ombligo.
-¡Amos ya, la calorisma que me está apretujando! -exclamó el concejal agrario, rojo cual cresta de pavo y sacando agujeros al cinturón.
-¿Qué opina, señor alcalde, del desarrollo de este evento? -preguntó el reportero al primer edil.
-Todo muy bueno, una “echá de cojones” espectacular -dijo el alcalde, sorbiendo los humos de su enésimo puro-. Ni publiques esto en “NoDotania”, y dile a tu compañero que no me tire fotos con el mostacho “nevaíco“ de ceniza.
-Ya has oído, Venancio. ¡No le enchufes la cámara al señor alcalde!
-No, si yo con tanta cerveza no atino con el disparador -repuso el aludido, sacando babas de los dientes.
En lo tocante a la concejala de festejos, observaba una actitud correcta y sus ojos estaban serenos porque sólo tomaba refrescos bajos en calorías. Realmente desentonaba en mitad de semejante zapatiesta.
De repente, se abrió la puerta de la cocina, y Ramoncito el de Necleto reclamó ayuda para transportar el abultado caldero al salón. Se prestaron a este servicio el concejal agrario y el segundo teniente de alcalde.
-¡Eeeeeeeeeeeeeh, el palomo es campeón! -vitorearon los concurrentes cuando el caldero estuvo alrededor de ellos, bien apoyado en una tiznada trébedes, soltando voluptuosas trenzas de vapor.
-¿Dónde te has agenciado del palomo? -le preguntó el alcalde a Ramoncito el de Necleto, guiñándole el segundo de sus ojos vagos.
-Me levanté muy temprano, a eso de las cuatro de la mañana, y fui a despertar al electricista para que me prestara su escalera -explicó nuestro héroe-. Y cuando le conté para qué la quería, fue tan amable que él mismo se prestó a subir a por el palomo.
-Eso es porque os habéis apropiado indebidamente del palomo, ¿eh, picarón?
-Pierda todo cuidado, señor alcalde, el palomo del guiso ha sido adquirido de acuerdo a la legislación vigente.
-¡Qué tunantuelo estás hecho! ¡Ja ja ja!
Casi al instante, todos los del equipo de gobierno estaban armados de cucharas y buenos trozos de pan moreno. La atmósfera del salón se llenó con la suculenta fragancia del guiso. El fotógrafo tiró unas cuantas instantáneas, en tanto que el reportero planteaba al alcalde la siguiente pregunta:
-¿Entonces este acto se puede interpretar como una especie de hermanamiento con los internos de la residencia de ancianos?
-Sin la menor duda –aseguró el primer edil, deseoso de mojarse los bigotes en palomo con arroz, en su calidad de comilón plenipotenciario-. De esta manera estrechamos vínculos con el colectivo que tanto veneramos, dentro de nuestra particular campaña de “ediles a la calle”… Y tú, Ramón, ¿nos vas a acompañar? –se dirigió al audaz cocinero.
-Permítame que no les acompañe, pues no me anda el estómago con muy buena voluntad –repuso Ramoncito el de Necleto.
-Al menos acompáñanos en las fotos.
-Y ahora una pregunta capciosa, señor alcalde –dijo el reportero-. Observo que siempre tutea a los ancianos… ¿No sería más respetuoso por su parte tratarles de usted?
Los ojos del alcalde se inyectaron en sangre, sin por ello perder su barniz de guasa y euforia alcohólica.
-¡Pero jodido chafardero! –exclamó con un tono que parecía que ladraba-. Yo soy alcalde y ellos no. ¿No ves la diferencia? Yo les sirvo a ellos de mucho, y ellos a mí no me sirven de nada… ¡Ni se te ocurra publicar esto o el ayuntamiento se ahorra el gasto de los seis mil euros que damos todos los años a “NoDotania”!
-¡Señor alcalde! ¿Cuándo hemos publicado nosotros algo que no fuera del agrado de todos ustedes?
-Pues eso digo… Por haberme hecho esa pregunta tan fea, tú y tu compañero quedáis castigados sin catar este delicioso guiso, ¡ea!… ¡Y vamos ya, que se nos enfría!
-Les advierto que el palomo estaba algo durillo y ha habido que partirlo con un cortafríos –informó Ramoncito el de Necleto con el rostro investido de seriedad.
-¡Jo jo jo! ¡Mira que es cachondo este Ramón! –exclamó la concejala de asuntos sociales, empezando a cargar su cuchara de arroz y caldo.
Tras la primera cata, les pareció entrar en el jardín de las delicias. El guiso estaba realmente exquisito.
-Te has lucido, Ramón –dijo el segundo teniente de alcalde.
-¡Y que lo digas! –afirmaron los demás en perfecto coro.
CONTINUARÁ...
El jardinero de las nubes.
20 comentarios:
No nos hagas ésto, quiero más..... ¡¡que bien me lo estoy pasando!!, a la de Servicios Sociales y al segundo alcalde, mi mediocre imaginación, casi podrían ponerle un rostro ;).
Toma y yo también se los pongo, vamos que hasta él se los ha puesto, aunque sea un cuento pero un cuento con nombres y apellidos, una forma muy bonita de meterse con el alcalde y concejales, muy diplomatico de tu parte.
Ante el último comentario, remito a la lectura de "Prólogo casi innecesario a "Palomo con arroz, un cuento políticamente correcto".
Vuelvo a recordar que aquí ni se mencionan nombres ni apellidos ni topónimos; me muevo por el terreno de la ficción. El cuento podría estar ambientado en "Villamulas de la Coz" o en "Umbría de los Vados".
¡A ver si es que encima vamos a poner cortapisas a la creación literaria!
Lo único que se pueden juzgar son los hechos consumados, no las intenciones personales.
Dentro de la legalidad vigente, tengo plena libertad para opinar y escribir lo que se me antoje. Creo que este derecho ya tiene 30 años de antigüedad. Y si alguien me lo niega, recurriré al Defensor del Pueblo.
Este blog es mío, de carácter internacional, y no está adscrito a ningún lugar geográfico en particular. ¡Es mi casa, y en mi casa reina la libertad de acuerdo a la legislación vigente!
A mi casa están todos invitados, pero nadie me va a decir lo que tengo que hacer en mi casa.
Por cierto, señorita Maria, ¿a qué alcalde y concejales se refiere usted en su comentario?
María.... Desde luego que el Jardinero es libre de ejercer su creación literaria: gracias a Dios. Muchos artistas en sus distintas vertientes (pintores, escultores, escritores......), han denunciado coherentemente en sus obras todo tipo de injusticias, especialmente las sociales, y es de agradecer. Este relato que nos tiene intrigados, es perfectamente adaptable a muchos pueblos de nuestro vasto país....y desde luego denunciar la POLITICA DEL BOTELLÍN Y DEL APARENTAR, ASÍ COMO OTROS DETALLES ADICIONALES, QUE LLEVA CONSIGO ESTOS ACTOS.... no sólo es un derecho que nos asiste, debe también ser un concepto, perfectamente asimilado por el ORGULLOSO APARENTADOR, digo...... por el político que ha de saber que sus actos van a ser comentados. De ahí que como la mujer del Cesar, no sólo debería ser bueno, también parecerlo.
Mira que sin saber el final, y por las sonrisas que me ésta haciendo esbozar, el humor, desparpajo y optimismo “vengativo” (que le presupongo a Ramón), creo que podría perfectamente encajar en el más puro estilo de Berlanga. María, yo la historia, la encajo en sitios distintos, de dónde lo puedas encajar tú, creo que le voy a pedir los derechos de autor al Jardinero para representarla en teatro: me voy a buscar “unos personajillos”, y.... ¡voy a hacer una tournée por los distintos pueblos por los que me muevo!!
Y te diré una cosa, si alguien se reconoce en éstos personajes, están llamados a la reflexión, pues sólo te reconocerás, si existen similitudes, si son buenas... adelante y enhorabuena, sin te hacen sentir vergüenza, nunca es tarde para la reflexión y el cambio.
Enhorabuena Jardinero.
Gracias, amiga sonrisa, por tu amistad y tu apoyo. A muchos artistas quisieran verlos bajo tierra. Recordemos a Lorca.
Quedan dos capítulos más, y cuentas con mi autorización para la adoptación teatral.
Es fácil aparentar ser libre; lo difícil es demostrarlo.
Un abrazo.
Eso los pones tu que es tu cuento y sabes mas de literatura que yo, pero vamos sonrisa te ha dicho lo mismo que yo y con ella no te has molestado ( pero bueno me da lo mismo ) te digo que faltaria más que no tuvieses libertad de opinión pero a los que entran en tu pagina tampoco le quites esa libertad de opinión, y me parece muy fuerte que lo lleves al foro de pueblos de españa si yo no quiero entrar, o es para que te puedan defender tus camaradas? Aqui ni hay buenos, buenos ni tan malos , malos estamos del monton no crees? pero bueno con esto he aprendido que en esta pagina si hay censura no como en la gente aldeana que mandas una carta y le comentas que las gafas de judas que era su abuelo , eran de culo de vaso y no sabias si por entoces se llebava esas gafas. Bueno lo dicho que sigas con tus cuentos y tu libertad que yo también en mi casa y fuera tengo libertad de expresión .
Jardinero,adelante con tu cuento,cada uno en su casa y con su cuerpo hace lo que le da la real gana,tu has escrito esto,ahora cada cuál que le ponga la imaginación que quiera,para eso somos libres de nuestros pensaminentos y actos.Y si alguien se siente identificado con algún personaje del cuento y se ofende por ello,será por que tiene remordimiento de conciencia ,pero como bien dice nuestra amiga sonrisa,pasa a menudo en muchos lugares.Me encanta tu cuento y no sólo a mi si no a muchísima gente que lo está siguiendo,esperamos ansiosos la continuación.FLOR.
Sonrisa si puedes comprobar yo no tengo que ver nada con ningun partido politico, asi pues no tengo que reflesionar, ni sentir verguenza de lo que hago por si te refieres ami, solo he puesto que era muy diplomatico y lo demas lo que tu has puesto nada mas y puede denunciar lo que ve que esta mal y yo como ciudadana de este pueblo se lo agradezco de que nos informe y lo haga publico pero si quiere libertad en todos los foros que en el suyo sea los mismo le gste mas el comentario o menos.
No era, Maria, mi intención molestarte. Pero has emitids falsas acusaciones:
1) Das por hecho que yo he puesto los rostros que tú crees. Y que yo sepa, no he hecho ningún inventario fisionómico. Cada lector le pone el rostro que le conviene.
2) Afirmas que en mi cuento aparecen nombres y apellidos.
3) Quieres dar a entender que he ofendido a un señor, cuando su mismo nieto ha publicado el artículo y sabe que lo escribí con todo mi cariño.
4) En cuanto a lo del foro, por supuesto: nadie me va a volver a meter una puñalada en la sombra (Recordemos hogueras de San Antón, por poner un ejemplo) sin que lo sepan mis amigos de aquí de momento, y hasta los del resto del mundo si me parece. Y eso no es censura, sino cautela. Tú tienes libertad de creer una cosa, y yo de creer lo que estime conveniente.
Y ahora puedes llamarme cobarde, hacer relevancia a mi falta de humildad por estar en todos los berenjenales y hasta preguntarme en mi calidad de cristiano y creyente de la Biblia lo que opino del divorcio y del aborto...
No pensé que los ajos del cuento picasen tanto. Aun así, lo veía venir.
Y si aún así le molesta, es usted libre de escoger sus lecturas.
Perdóneme si mis opinión le incomoda, no quisiera ofenderla, pero sólo tengo una opinión.
Un saludo sin animosidad.
María no te enojes, libertad de expresión quiere decir que puedes expresar tu opinión librement, sin censura previa, y aquí en este blog lo has podido hacer, pero también entra dentro de la libertad de expresión poder responder a lo que tú públicamente has manifestado. Después que cada uno asuma sus responsabilidades por lo que diga o deje de decir.
Te pido dispculpas jardinero por usar tu blog para responder al comentario de María. Sigo el relato con interés y me está gustando mucho.
Sin problema. Aquí todos están en su casa, en tanto actúen civilizadamente.
Gracias por todo, amigo.
¡Pues sí que tenía ajo el episodio de hoy!
Creo que el cocinero en vez de unos dientes de ajo,le ha echado una ristra entera y quien se pica ajos come...Pero aún con muchos ajos el cuento me sigue gustando.
POR ALUSIONES:
María..... cuidado con las susceptibilidades, hacen demasiado daño y te alejan de la objetividad.
Cuando yo me he referido a la reflexión, a sentir vergüenza, puedo asegurarte, y esto lo escribo sin ningún tipo de “sarcasmo ni ironía”, me estaba refiriendo a los personajes políticos del cuento, nunca a ti, puedes creerlo, pues te lo digo de corazón.
Por otra parte, yo no tengo que comprobar tu color político, ni dada de nadie, pues todos somos mayorcitos y libres (gracias a Dios), para ser quién quiere ser, y decir o escribir lo que quiere decir.
Ahora bien, con todos mis respetos he de corregirte, pues yo no he dicho lo mismo que tú (se lo indicas al Jardinero), yo he dicho exactamente: que a dos personajes mi “mediocre imaginación”, le ha puesto rostro. Precisamente por ser “mediocre”, sólo he llegado a dos, al más importante le encontraré un rostro, casi seguro; y a los menos importantes también, perdóname el “retardo”, pero yo soy así.... Ahora bien, los rostros que yo le he puesto hasta ahora, no sé si pueden coincidir con los tuyos, por cierto.... ¿de qué pueblo eres?, con ésta pregunta intento hacerte entender, que si tú no me conoces y yo no te conozco..... ¿cómo podemos pensar en los mismos personajes? ¿Y si yo fuera, por ejemplo extremeña o Andaluza?, ¿Puedes hacerte una idea de los “personajillos de cuento de Jardinero” que se pueden encontrar en éstas plazas? Yo sí.
Un saludo.
Tampoco era mi intencion que te molestase el decirte que eras muy diplomatico y yo no te estoy acusando de nada ( dios me libre), por que vamos te puedo asegurar que a mi tambien me gusta el cuento y estoy deseando leer el final. y a tus preguntas te dire:
1: Por supuesto que no les has puesto el rostro, pero Ramon de Necleto entiendo yo que es del pueblo o me equivoco.
2: Yo no te acuso de nada ni es mi intencion, que tu sabes mucho de leyes y no tengo ganas de problemas por un palomo con arroz y es que encima no me gusta ( el palomo
3: era una comparacion de tu comentario con lo que yo he dicho
4: No soy persona de dar apuñaladas soy fea pero clara, es decir que si te tengo que decir algo prefiero decirlo en la cara que por detras y en esa hoguera de san anton tampoco estuve , vamos que no tuve que comprarme pastillas de almax entoces no se qu paso ni me interesa.Por eso no me puede picar los ajos.
Con esto te quiero decir que lo que mas me ha sosprendido que dos personas hallamos dicho lo mismo y conmigo te has sentido ofendido ,no era mi intencion perdona por haberme metido en tu pagina y esperare al final.
Un saludo de maria que asi me llamo sin anonimos.
Te pido disculpas, María.
No era mi intención ofenderte. Sólo quise defenderme de un posible ataque. A Sonrisa la conozco; a ti no te conocía, y de ahí mi despliegue de cautela.
En otras ocasiones vinieron otros comentarios a mi blog, y te aseguro que no llevaban tus intenciones. De ahí que me haya excedido en mis prevenciones hacia ti.
Te ruego, de corazón, me perdones y te agradezco tus comentarios.
Ahora mismo elimino ese comentario del foro.
Un saludo.
Otra cosa María:
Ramoncito el de Necleto no es suficiente filiación para concluir que es del pueblo que puedas tú pensar. Nadie menciona su nombre y apellidos.
Figúrate que en otro pueblo exista un personaje que le denominen así y que además tenga talento culinario. Esto último quizá no se ajuste a la imagen de quien puedas estar pensando.
Un saludo.
Bueno... parece que el cuento en si tiene mucho para gastarse entre los lectores, pues a mí, me llena de satisfacción este cuento que esta sabrosón, muy bueno, yo lo leo como lo que es, una genial obra, escrito con la calidad de un buen narrador, y espero que continúe ahora que Ramoncito no quiso comer su propio plato... de que será el famoso palomo jajá, esta buenísimo.
Besos
Buenos días, soy José Pablo Molina, el nieto de Eusebio Barba que, como sabéis, representó el papel de "Judas" en nuestra Semana Santa durante más de 35 años.
Escribo, sin ánimo de entrar en ningún tipo de polémica, simplemente para aclarar que, en ningún momento, me he sentido ofendido por las palabras de "El Jardinero" hacia mi abuelo, más bien todo lo contrario. Cuando me envió aquel artículo, me sentí muy agradecido por el cariño con el que trataba a mi familia y me siento honrado por su amistad y por el apoyo que siempre me ha brindado.
Entiendo que solo fue un malentendido y también agradezco a maria que nos haya nombrado como ejemplo de libertad de expresión pero creo que este blog es otro ejemplo de la misma y su creador es su máxima expresión. Lo digo porque siempre ha respetado mis ideas, en las que coincidimos y en las que no, y me ha dado muchas lecciones, aprendiendo que se pueden tener puntos de vista diferentes sin dejar a un lado el respeto y el aprecio personal.
Os envio un saludo muy cordial.
de verdad muy bueno. Asi son los politicos en todas partes. Lamentablemente eso lo vivimos en todos los paises. Por el resto esta buenisimo. Sigo esperando el resto de la historia.
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