miércoles, 26 de noviembre de 2008

Gratitud (y IX): La luz que no está en la tierra


En el transcurso de uno de aquellos días de buen tiempo, se le averió la lavadora a la madre del hombre bueno. No tenía posible arreglo el artefacto, y hubo que pensar en deshacerse de él. A este fin, la mujer le dijo al hombre bueno:

–Toma el coche, carga en él la lavadora y te la llevas a tirar al vertedero de las afueras.

Así lo hizo el hombre bueno.

El vertedero era un lugar desagradable a la vista y al olfato; una mancha nauseabunda en el mismo corazón de la Mancha. El hombre bueno metió el coche dentro del recinto alambrado, se apeó y fue a descargar el trasto averiado, con ánimo de marcharse de allí lo antes posible.

Al arrojar inopinadamente la lavadora junto a la base de un montículo de porquería, vio en la cima de éste, rondado por innumerables escuadrones de moscas verdosas, al perro vagabundo que quiso ser su amigo. Su frente estaba abierta en canal por un impacto de bala, y en torno al cuello tenía un lazo corredizo. Despedía un repugnante hedor, y su aspecto era como el de un pellejo de vino afectado por la putrefacción.

Algo se elevó desde el fondo del alma del hombre bueno. Una lágrima peregrina impregnó su pupila izquierda.

Pasó mucho rato contemplando el cadáver del animal, hasta que el rojo de cinabrio del atardecer se hizo patente en el alegre cielo estival. Como viera una amapola agostada que crecía junto a un montón de desperdicios, fue a cogerla y se la llevó al perro a modo de póstumo homenaje.

Luego arrancó su coche, y regresó a su mundo de sinrazones.

Las moscas que se nutrían de los restos de Reeec, se posaron también sobre los mustios pétalos de la amapola.


Moraleja: "Del árbol caído todos hacen leña".


FIN (LAMENTO MUCHO EL TRISTE FINAL DE ESTE CUENTO. ERA UNA ÉPOCA MUY TRISTE CUANDO LO ESCRIBÍ, Y MIS PENSAMIENTOS ADOLECÍAN DE FALTA DE OPTIMISMO. ESPERO QUE VOSOTROS, AMABLES LECTORES, SEPÁIS ENCONTRARLE EN VUESTRA IMAGINACIÓN EL FINAL FELIZ QUE YO NO FUI CAPAZ DE DARLE).

El jardinero de las nubes.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido amigo, quiero notificarte que he recomendado tu relato en los blogs de BE, el de libro de arena y el de coctelera.
Espero que disfruten de su lecturam como lo he hecho yo.
Un abrazo y quedo a la espera de un nuevo relato.
Me ha encantado esperar día a día cómo se iba desarrollando.

Anna

lanochedemedianoche dijo...

Amigo no te angusties, sabemos de la intolerancia, en general no todos somos iguales pero siempre se espera clemencia para un animal tan noble, al leer el final no pude más que ponerme un poquito triste, un final así no lo esperaba pero admito que este relato tan bien escrito, tan bien desarrollado debe servir para aquellos que perdieron su sensibilidad, fue muy especial, gracias.

Besitos

Anónimo dijo...

Jardinero, no siempre las historias terminan bien y aunque sean relatos, aceptamos los finales tristes.
Sin duda, algo mas removido en mi, en cada lector que llega a ti.
Reec no creo que sea una excepción, habrán muchos casos como el suyo.
Que yo, que no soy capaz de hacerle daño ni a una mosca, está bien que haya leido este relato (además me ha gustado mucho la manera en que lo cuentas y esa música elegida te pone mucho en escena.) pero quien de verdad debería tropezar con tus letras es alguien con el corazón tan duro para hacer cosas similares.....a ver si de esa manera se sensibiliza.
Un beso y mi enhorabuena.

AM dijo...

Tenía que acabar así porque es una denuncia del trato que los españoles damos a nuestras mascotas. En la región donde vivo hace algunos años los galgos que no servían se ahorcaban en las olivas de los alrededores de los pueblos. Felizmente la cosa va cambiando pero nos queda mucho progreso que hacer.
Me encanta cómo escribes. Antonio

Anónimo dijo...

Te felicito por poner voz y sentimientos a los más desfavorecidos. La historia es preciosa y tan real y cruel a la vez.