domingo, 28 de septiembre de 2008

Con respecto al caso de la abogada española María José Carrascosa


Como quiera que no leo periódicos ni apenas veo televisión, no estaba al corriente del caso de la abogada valenciana María José Carrascosa. El otro día, en mi librería favorita, ojeé por casualidad el libro "Amor cruel" de Reyes Monforte, y, aunque en principio no me considero amigo de la literatura enlatada (como llamo a la que se concibe con fines comerciales), decidí leerlo como testimonio informativo, puesto que todo lo que se refería ahí era absolutamente real.

María José Carrascosa vivía en Nueva York, y conoció a Peter Innes a través de una página de encuentros en Internet. Se enamoraron y se casaron en Valencia. Lo que en principio se perfilaba como una bonita historia de amor, acabó tornándose en la mayor de las pesadillas. Peter Innes tenía un pasado turbio, plagado de delitos y diversos cambios de identidad. De María José sólo le interesaba su dinero, y, estando embarazada de Victoria Solenne, la hija de ambos, comenzó a maltratarla física y psicológicamente. Y no pararon ahí las crueldades de Peter Innes: poco a poco fue introduciendo pequeñas dosis de matarratas en la comida de María José, produciéndole daños orgánicos irreversibles (hasta se comenta que hizo lo propio con la niña). La cosa paró cuando Peter Innes se enamoró de una policía de Nueva Jersey, y firmó un acuerdo de separación en el que le concedía a María José la custodia de la pequeña Victoria Solenne. Forzoso es añadir que Peter Innes incumplió todos los puntos que le concernían del acuerdo de separación, especialmente el referente a la pensión alimenticia que debía pasarle a su hija. Asimismo, no se opuso a que ésta se fuera a vivir a Valencia con María José... Una vez allí, le practicaron a ésta un completo chequeo médico, que desveló el envenenamiento a que había sido sometida por Peter Innes durante años. Por consiguiente, se vio precisada a seguir un tratamiento médico muy estricto para paliar los terribles daños que había provocado el matarratas en su debilitado organismo.

Peter Innes, al ver que ya no tenía acceso al dinero de María José, interpuso una denuncia contra ella por secuestro de menor. María José recurrió a la justicia española, fallando ésta a su favor en todas las cuestiones por las que la demandaba Peter Innes. Pero el juzgado de Nueva Jersey seguía requiriendo sin parar la presencia de la abogada ante la justicia norteamericana. María José, segura de tener la razón, acudió a dicha corte, donde el pésimo juez Edward Torack ninguneó ilegalmente los fallos de la justicia española (en contra del convenio de la Haya de 1980) e instó a María José a que devolviera su hija a Peter Innes, a menos que prefiriera ingresar inmediatamente en prisión. María José fue taxativa y manifestó que prefería la muerte antes que dejar a su hija en manos de un criminal... Así empezó el periplo de la abogada valenciana por las cárceles estadounidenses, primero en la horrible prisión de Rikers Island y luego en la penitenciaría de Bergen, en el estado de Nueva Jersey.

La compañera de Peter Innes era policía, y lo amañó todo para que sus compañeros le hicieran la vida imposible a María José dentro de la prisión de Bergen. No sólo le negaron su vital tratamiento médico y la posibilidad de mantener comunicaciones telefónicas con su familia, sino que la sometieron a torturas que personalmente me han enfurecido: le acercaban las fauces de pastores alemanes enfurecidos al rostro; le hurgaban brutalmente todas las cavidades de su cuerpo; le escupían en la comida; le negaban el agua embotellada, y le hacían beber agua de cloaca; le hacían simulacros de silla eléctrica; le ponían el "traje de la gallina", un emallado metálico que destrozaba su cuerpo desnudo; la obligaban a permanecer períodos prolongados en celdas de castigo; todo esto sin mencionar los acosos e injurias que sufría continuamente... Es indignante que esto ocurra en el que se autodenomina "país de las libertades" y que estas torturas las perpetren funcionarios públicos; me parece que los funcionarios de prisiones de la cárcel de Bergen poco tienen que envidiar de los asesinos de la Gestapo.n

Y en cuanto a la familia de María José, ¿qué decir de ellos? No sólo se ven en la precisión de mantener a la pequeña Victoria Solenne al margen de todo este calvario, sino que además están pasando las de Caín desde todos los frentes: reciben constantes amenazas telefónicas por parte de Peter Innes; Victoria, la hermana de María José, ha sufrido un amago de atentado contra su vida, puesto que en la carretera de Valencia un coche intentó tirar al suyo por la cuneta; no reciben apoyo ni de las instancias gubernamentales ni de las consulares; se han arruinado, puesto que el caso de la defensa de María José ya les ha costado más de dos millones de euros...

Jamás en mi vida he proferido una maldición, pero con esta situación he estado tentado de hacerlo. No obstante, voy a clamar a Dios para que Él disponga lo que se ha de hacer en los siguientes casos:

1º Clamo a Dios por culpa de Peter Innes y su actual compañera sentimental, cuya crueldad deja en mantillas a la de grandes criminales de la Historia. ¿Es que en Estados Unidos son tan ciegos que no se aperciben del nutrido historial delictivo de Peter Innes?

2º Clamo a Dios por culpa del juez Edward Torack, de la corte de Nueva Jersey, el cual ha incurrido en continuas ilegalidades. En la página web que indico al final podrán apreciar la fama de corrupto de que goza en su propio país. Encima le ha negado a María José la administración de su vital tratamiento médico.

3º Clamo a Dios por culpa de los funcionarios de la prisión de Bergen, y los acuso de crímenes contra la humanidad. ¿Es que puede haber semejantes engendros de la raza humana?

4º Clamo a Dios por culpa del consul de España en Nueva York, Juan Manuel Egea, quien se ha desentendido por completo del caso y no ha acompañado ni apoyado a María José en las sucesivas vistas judiciales. Los tribunales de España le dieron la razón a ella, y este señor la ha ignorado como si fuera una cucaracha, incumpliendo escandalosamente sus obligaciones. ¿Estos son los funcionarios que velan por nuestros derechos en el exterior? ¡Infame! Lo único que ha hecho por María José es llevarle una vez a prisión las revistas "Hola" y "Semana".

5º Clamo a Dios por culpa del Ministerio de Asuntos Exteriores, que llenaron de promesas a la familia de María José y que prefieren no mover ficha por no crear un conflicto internacional. ¿Es que un atentado flagrante contra los derechos humanos de una hija de España no es bastante para pronunciarse al respecto en la comunidad internacional? ¿Es que se puede tener el descaro de recomendar pactar con el criminal Peter Innes, en contra de los pronunciamientos de los tribunales de España?

6º Clamo a Dios por culpa del Gobierno y la Corona de España, que siendo sabedores del caso no se han manifestado al respecto, ni le han hecho llegar su malestar al presidente de Estados Unidos. Da asco pagar impuestos ante semejante impasibilidad de las altas instancias de nuestra nación.

7º Clamo a Dios por culpa de la Santa Sede, que siendo conocedora del caso no ha emitido su condena por estos actos tan contrarios a la moral cristiana. ¿Acaso vuelve a darse el mismo mutismo de que hizo gala Pío XII cuando supo de los crímenes que los nazis cometían contra los judíos?

8º Clamo a Dios por culpa del ex-presidente José María Aznar, que prometió a la hermana de María José interceder delante de George Bush, aprovechando la buena relación que mantiene con éste, y nunca más dio señas de vida ante la angustiada familia.

9º Clamo a Dios por culpa de los falsos amigos que María José tenía en Estados Unidos, que al final la vendieron como Judas vendió a Jesús.

10º Clamo a Dios por culpa de la administración norteamericana, especialmente por culpa del presidente George Bush y su secretaria de estado, Condoleezza Rice, que permiten que en su tan cacareado "país de las libertades" se cometan tamaños atropellos a la justicia y a los derechos humanos, sin dar margen al diálogo diplomático.

Ahora sólo me resta pedir a Dios por María José y su familia. ¡Oh Señor de los cielos y de la tierra! Permite que su pesadilla termine. Así me encontrarás implorándote hasta que este deseo se torne realidad. Y asimismo favorece con tu protección a Reyes Monforte, la periodista que con tanta valentía y elocuencia me ha permitido conocer todos los entresijos de esta tremenda injusticia.

Pido a todas las personas de bien que aporten su firma en la siguiente dirección web, donde al mismo tiempo encontrarán información detallada del caso:

www.caso-carrascosa.com

Dios amado, protégenos de las inmensas maldades de este mundo.

El jardinero de las nubes.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Segunda vez que escribo en este blog y ahora lo hago con cierto cabreo. En el anterior me explayé durante un buen rato y mi gozo quedó en un pozo. Quien corresponda no lo admitió y para más inri borró con desprecio todas mis letritas.
Vuelvo atrás e intento recordar exactamente lo que puse, cosa difícil, conociéndome.
Te decía que sigo tus pasos lo que la falta de tiempo me permite, las ocupaciones me acosan sobremanera y sólo hallo pequeños ratos para darme al placer de tu lectura. Como en la página no encuentro mucho (porque como vos dice está atravesando "una época de aridez manifiesta") acudo al foro de ese pueblo de los Campos de Calatrava,que tuve a bien buscar y conocer por no sé aún bien que motivos. Con gran agrado leo tus letras y siempre a tu favor me pongo, más amigo mío, he de reconocerte que estoy más de acuerdo con Alter Ego que contigo en su opiníón sobre los jóvenes, donde él da un campanazo de atención a ciertos comportamientos que han de repararse con urgencia por el riesgo que suponen para ésta, ya debilitada de valores, sociedad nuestra.
"Con respecto al caso de la abogada española María José Carrascosa" comparto todo lo que escribes. De cuanta magia, y cuanto bien nos hace el silencio, más a veces hay que levantar la voz y llegar al grito, si es necesario, para que la injusticia no se haga fuerte. Auno mis letras a las tuyas y de este modo, quizá inútil, me solidarizo con María José.
Mi estimado Jardinero, que esas lluvias "que ya han llegado con generosidad" hagan fluir manantiales de palabras en ti para nuestro deleite. Reciba un gran abrazo de ésta su amiga siempre.

PD. Hoy fui a una Iglesia que no suelo frecuentar y escuché algo grande en su simpleza que me hizo reflexionar : "Siemrpe que hagas o pienses algo, pon a Cristo en tu lugar...Él que haría??" Más o menos esas fueron las palabras...ya sabes que mi memoria no se precia de ser buena, ni siquiera casi buena.
Un abrazo.

El jardinero de las nubes dijo...

Te agradezco tus palabras, te las agradezco en demasía. Pero ahora no caigo quién eres.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Lo siento, Naturalmente que es imposible saber quien soy si no pongo mi nombre!!!

ARF dijo...

Guau, que historia de terror...

Se dice que la venganza es de Dios, la cuestión es que no nos deja sentirle el gusto, a diferencia de cuando se hace por mano propia.

El tema de la inoperancia diplomática, desconozco del caso, pero imagino el boom mediático que habrá significado, y la triste imagen que han dejado a sus ciudadanos.

La próxima, antes de votarlos, no olvidarse de estas cosas.

Saludos.

luis guillermo dijo...

aunque recién leo la nota, me conmueve mucho y me auno a tus clamores mi buen jardinero de las nubes.
son este tipo de notas, que por cierto hay muchas parecidas por el mundo que son casi imposible conmoverse, ó mejor aún soltar buenas lágrimas.
porqué estás cosas? es siempre la gran interrogante. porqué suceden estas cosas tan terribles?.

y antes de hacer pronunciamientos filosóficos, políticos, sociológicos o lo que sea, guardo silencio y quiero también rogar a dios para que nos ayude a reparar nuestras faltas, nuestras ofensas, a ser menos egoístas, a ser más solidarios, a aprender más sobre el arte de amar, de vivir.

que dios nuestro señor, la virgen y todos los santos nos bendigan en estas horas inciertas y terribles.

un abrazo mi buen jardinero y espero que esta señora con su hija de verdad encuentren su consuelo, su alegría.
gracias jardinero por levantar tu voz de poeta para hacer también, hacer desde las amadas letras, un pronunciamiento compasivo, solidario y de amor.

bendiciones.

Anónimo dijo...

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