martes, 30 de septiembre de 2008

La balada de los últimos días (XVIII): Final


Aquélla fue la última vez que respiró Pepe Abascal en esta vida... Pepe Abascal, el hombre que tanta admiración cosechera por esos mundos de Dios. Tener a Pilar tan cerca de sí constituía la cúspide de sus sueños; al menos en esto se fue satisfecho al otro mundo...

Abandonado de todas sus energías, cayó a la radiante agua de la piscina, llevando impresa una sonrisa de satisfacción en sus desoladas facciones.

Un rumor de alarma cundió por todo el recinto de la piscina.

Pilar, herida de espanto, chilló más allá de lo que le permitían sus fuerzas. Y aún seguía presa de la histeria cuando rescataron del fondo de la piscina el cuerpo sin vida de Pepe Abascal.

El jilguero que había acompañado a Pepe Abascal a ese lugar, posado en la rama de una acacia que tendía su sombra de misericordia a las márgenes de la piscina, le comentó a una grajilla que con él estaba:

-Era demasiado amor para un corazón tan débil.


6. La promesa cumplida

Ya son de nuevo los cielos grises de noviembre. En las llanuras de Manzanares resuenan recias ventiscas. Por la vía férrea vemos a un hombre, casi un enano, caminando con paso tardo. Un sombrero hongo y un guardapolvo polvoriento, cuyos faldones arrastran por el suelo, componen todo su atavío. A lo lejos se hace audible el silbato de un tren que acaba de abandonar la estación de Manzanares. El personaje que nos ocupa acelera su paso; parece como si quisiera despanzurrarse contra la locomotora.

-Ya no estás aquí, mi querido y añorado amigo -va diciendo entretanto, con una voz estentórea-. ¿Serías ahora feliz si supieras que tu tumba rebosa de flores y que cada tarde acude a visitarte alguien que todos teníamos por muy especial? Sí, la tierna flor naciente llorando la ausencia de la vieja flor agostada... Querido amigo: diste forma de amor a la desventura de tus días postreros... Pasará mucho tiempo antes de que los hijos de la Naturaleza terminen de cantar la historia de tus vicisitudes... Y mientras tanto..., habrá otras muchas tardes de visita al cementerio.

En este momento, el tren se hace totalmente visible. El hombre, que se hace llamar el "gallinito Páez", le corre al encuentro.

Durante varios segundos, la llanura acoge en su seno los ecos del silbato de la locomotora, que inútilmente se esfuerza por intimar al insensato a que se aparte de su camino.

FIN

ASÍ CONCLUYÓ EL PASO POR EL MUNDO DE PEPE ABASCAL. ENCONTRÓ EN EL AMOR SU REGENERACIÓN, MÁS QUE EN EL SUFRIMIENTO. SE FUE AL OTRO MUNDO VIENDO CUMPLIDO SU SUEÑO DE VER A PILAR; ELLA FUE LA ÚLTIMA VISIÓN DE SUS OJOS. ACASO ELLA NO LE MERECIERA A ÉL, PERO ÉL LA AMABA Y EL RECUERDO DE PILAR HA DE QUEDAR SACRALIZADO EN VIRTUD DE ESTE AMOR.

TE PIDO PERDÓN, PEPE ABASCAL, POR HABERTE CONDUCIDO A LA TUMBA CUANDO ME DECÍAN QUE HABÍAS DE SER SALVADO. NO FUE SENCILLA LA ÉPOCA EN LA QUE TE PASEABAS A LOMOS DE MI PLUMA, Y EN TI SUBLIMÉ TODOS LOS SENTIMIENTOS DE MI CORAZÓN.

A LA MEMORIA DE MANUEL PIÑA (1944-1994), DISEÑADOR DE MODAS Y ARTÍFICE DE ESTA HISTORIA. INDEPENDIENTEMENTE DE LOS ÉXITOS QUE COSECHARA POR EL MUNDO, EN MI RECUERDO SIEMPRE PERMANECERÁ ESTE HECHO INDUBITABLE: AMABA A SU MADRE... QUIERA DIOS QUE LLEGUE A SABER DEL HOMENAJE QUE ALGUIEN LE HIZO DESDE LAS NUBES DE LA SOLEDAD.


El jardinero de las nubes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Acabo de leer la balada de los últimos días. Un final inesperado, yo hubiera preferido que el amor de su madre lo " purificara "... Enhorabuena.amorenar39@hotmail.com

El jardinero de las nubes dijo...

Gracias de corazón, querido paisano, por la paciencia que has demostrado leyéndote este ya viejo relato.

Nunca me gustaron los finales convencionales; siempre me dejé guiar por el corazón y la fantasía.

Un abrazo.