Oh flor del camino, pasé por tu lado y mis ojos del color de la noche te ignoraron. Escóndeme de su presencia, floresta sombría; arroyo cargado de felices murmullos, no le dejes que descubra una sola de mis huellas.
Los cielos me traen su triste misiva: no busques en el presente la oportunidad que te negaron las arenas del pasado. Tú la viste crecer y no fuiste capaz de acariciar uno de sus pétalos cuando aún era el momento. ¿Crees que ahora tus manos sarmentosas pueden reclamar un derecho que perdiste en las nieblas de tu juventud? Por eso dejarás que los árboles y las montañas pongan distancia entre esa flor y tú. Déjala que encuente su oportunidad lejos de ti.
Flor del camino, no he sido yo; me habrás confundido con una brisa del tiempo de tu juventud. Aún alzas tus pétalos presuntuosos; los cielos buscan tu oportunidad. Haz como si yo no hubiera pasado por tu margen. Acaso ha sido una fantasía nacida del frescor de la mañana. No me sigas hasta mi morada de sombras; el sol encuentra felicidad iluminando tu piel de rosa primaveral.
No ha ocurrido, no cuenta en tus recuerdos. Olvida al que ha de ser olvidado y busca metas más elevadas para tu bello corazón.
No vuelvas a invocar mi presencia; las sombras no pueden latir para ti.
Flor del camino, encuentra tu felicidad... lejos de mí.
El jardinero de las nubes.
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